Es posible que nos encontremos ante uno de los más absolutos misterios de la humanidad que aún hoy día permanecen en un eje repleto de controversia. 

¿Existió la Isla Atlantis en el lugar y fecha que se presume?

La contradicción de los científicos sobre las referencias históricas, basadas en los escritos de Platón, son numerosas y se acrecientan constantemente ya que en base a sus afirmaciones Atlantis era una Isla y se encontraba delante de las Columnas de Hércules, en un “piélago” o “boca de mar” que él mismo denominó Estrecho.

Esto contradice en gran medida la hipótesis de que el lugar de ubicación fuese en mar abierto o en pleno Océano; en aquel momento “océano” no existía en la narración de esa civilización Atlántico-Gadírica de Platón y sí las voces griegas “pro” “huper” y “epi” que quieren decir “junto” “al lado” “delante” y son las empleadas en los escritos según las traducciones realizadas.

La mayor isla de toda Asia

Platón afirmó que Atlantis era la mayor isla de toda Libia y Asia (en el territorio norte y noroeste de África, desde Marruecos hasta Egipto) y le otorga unas dimensiones que -además de coincidir con las que ofrecieron los antiguos geógrafos para el Reino de Tartessós- concretan que eran las de una llanura donde se hallaba la acrópolis orientada a la parte meridional y protegida de los vientos septentrionales por una arco de montañas; en este sentido hay muchas miradas puestas en que aquellas montañas fuesen Sierra Morena. Esa llanura –además de otras nueve regiones- sería la principal del Rey Atlas y podría haber albergado la “acrópolis sagrada” y el templo del Dios Poseidón y su mujer Pleitos.

Las fechas

Las fechas argumentadas sobre el comienzo de la Civilización Atlántica son diversas, pero las averiguaciones y conocimientos científicos actuales coinciden con los datos ofrecidos por Platón: ésta sería a finales del Paleolítico o comienzos del Neolítico, hace 11.500 años. Dicha civilización surgiría y evolucionaría hasta la llegada de unos terribles Tsunamis (Olas gigantes, maremotos) que la destruirían –partiéndola- hace unos 7.500 años.

Los elementos

Se sabe que nuestra zona, el Estrecho de Gibraltar y Golfo de Cádiz, es propicia a sufrir terremotos submarinos por la “falla” existente bajo la corteza continental que recorre esta franja costera y llega hasta el Cabo de San Vicente. A este respecto, estudios realizados recientemente demuestran que Baelo Claudia –ciudad factoría romana- en Bolonia sufrió un fenómeno de este tipo que la destruyó.

Los lugares

La fuente original del relato de la Atlántida, utilizada por los egipcios, era fenicia. Los nombres que éstos usaron para denominar a la isla hundida –y así transmitir la historia- eran “Yberya” , “Y-Sbaliya” , “Y-Sebilya” nombres que coinciden con Iberia, Sevilla, aunque Platón muestra un solo nombre en todo el relato original: “Gadeira” , es decir Cádiz.

En aquellos escritos se hacía alusión al área del Estrecho o Columnas de Hércules, y con ello se suscita la polémica con descripciones –incluso anteriores- que apuntan a la escasa distancia de ambos continentes con un Estrecho de apenas un par de kilómetros. Esta angostura apoyaría la hipótesis de la existencia de un “puente” o “istmo” natural que uniría la Península Ibérica y Marruecos entre Punta de Trafalgar y Cabo Spartel.

En Tarifa y a mucha más profundidad –sobre 40 mts- aparecen unas “ruedas de molino” y restos de un muro. Otro de los puntos en el que se han producido hallazgos relevantes es Chipiona; desde la desembocadura del Guadalquivir hasta Rota, y a profundidades de casi 20 metros, se han encontrado “losas” y “adoquines” de granito un material absolutamente inusual en las características geológicas de Cádiz.

Los datos

A todo ello hay que sumar los datos históricos en cuanto a los diferentes niveles del mar, contrastados por oceanógrafos de distintas partes del mundo que apuntan a que los hallazgos de Conil y Chipiona, junto a las estructuras arquitectónicas halladas en Barbate y Zahara de los Atunesserían construidas hace unos siete u once mil años, fechas en las que el nivel del agua podría estar hasta 40 metros por debajo de las pleamares actuales. Datos que hacen surgir con más fuerza, si cabe, la posibilidad de la existencia de poblados, aldeas o factorías.

La realidad o la coincidencia

La realidad o no sobre la existencia -en nuestra zona- de la civilización tartésica y con ello Atlantis, junto a esa posible “unión” del Estrecho está suscitando la curiosidad de propios y extraños. 
Controlar la inmersión de submarinistas apasionados por esta historia es harto imposible para las autoridades, además de que cada cual –con la licencia correspondiente- es libre de realizar las inmersiones que considere oportunas, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan.
En ámbitos subacuáticos locales se apunta a la presencia -frente a la zona de Conil de la Frontera y el Cabo Trafalgar- de “piedras” o “losas” que con formas cuadradas planas y con agujeros tallados en su centro que las atraviesa de forma rectangular parecen demostrar que fue la mano del hombre la que realizó esa laboriosa arte. Además algunas de estas losas se encuentran asociadas a “pilares” de alrededor de metro y medio de longitud.

Fuentes

Algunos datos, para la realización de este reportaje, han sido extraídos de publicaciones de la Sociedad Científica de los Orígenes de las Civilizaciones.